Las Seis Virtudes del Corazón como la Línea Troncal


Uno de los más importantes principios orientadores de la práctica cuándo-cuál- cómo es que la línea troncal (objetivo primordial) de la experiencia de la vida de uno es vivir desde el corazón. El centro gravitacional de nuestro máximo propósito es como magnetismo radiante, atrayendo a nuestra vida el propósito para el cual encarnamos. Por ejemplo, si tus estudios espirituales surgen desde la línea troncal de la práctica cuándo-cuál-cómo (vivir desde el corazón), se crea un campo magnético que atrae los estudios espirituales que están alineados con tu práctica primordial fundamental. Por tanto, cuando tú sigues tus estudios espirituales, ellos se tejen hacia dentro de la línea troncal en términos de su importancia y utilidad para vivir desde el corazón. Ellos son autoreforzados y resonantes con la línea troncal y, según el grado que no lo sean, tus poderes de discriminación son activados para resolver esta carencia de resonancia.


Mucha gente tiene distintas líneas troncales como expresión de su propósito o de su interés por el bienestar. Estas no son malas opciones, pero es importante entender que ellas crean un centro gravitatorio o campo resonante diferente en la vida de uno que, a su vez, atrae un sistema diferente de ramas energéticas. Las ramas que se originan de la línea troncal relacionada con vivir desde el corazón se desarrollan alineadas y en resonancia a la línea troncal. El aprendizaje derivado del interés  de una de las ramas regresará a la línea troncal y la apoyará y alimentará. Al igual que cualquier linea troncal, ya sea de naturaleza egoísta o altruista, ésta se auto-reafirma.



Las áreas en las que nos enfocamos en nuestra vida diaria cambian entre acontecimientos, inspiraciones, relaciones, metas y problemas, y dentro de cada uno de estos encuentros tenemos múltiples campos de juego desde una perspectiva energética (es decir físico, emocional, mental, espiritual). Cuando expresas una o más de las virtudes del corazón en un encuentro, puedes entonces observar su influencia en el acontecimiento o participante. La observación puede entonces dirigir tu siguiente expresión, su intensidad, a quién se dirige, y su duración. Este ciclo de expresión y observación permite una expresión de textura más fina, y es este ajuste el que te conduce adelante en el sendero hacia la auto-maestría emocional.