El Deseo de Control


El segundo deseo sutil que a menudo nos saca de curso es nuestro insaciable deseo de control. El deseo por controlar la vida de uno es colocado en nuestro interior a una edad temprana, y es cultivado por nuestro proceso de socialización. Nos enseñan a controlar nuestras emociones, especialmente a los chicos. Y una vez que transitamos a la edad adulta, nos enseñan que controlar nuestro ambiente es equivalente a tener éxito como contribuidor social en la maquinaria de hacer dinero, que llamamos economía de libre mercado.

Mucha gente ve que ese control es la máxima herramienta para el éxito en cualquiera de las dimensiones de la vida —incluyendo el reino espiritual de la iluminación. Sin embargo, el control a la larga no es satisfactorio porque siempre está atado a batallar con oponentes, que también quieren controlar.

Es una competencia sin fin. Es una consecuencia de la construcción tridimensional de que hay ganadores y perdedores, y que es mejor ser un ganador.

Bien, sí, en el mundo del dólar es difícil debatir esa lógica. Sin embargo, la ambición por el control es un amo incansable que requiere que trabajes duro, que te mantengas centrado en tus deberes de orden social y que te asegures de que el mundo en el cual te desenvuelves no gire fuera de control. El control llegará a ser cada vez más efímero durante los próximos siete años, porque el cambio dimensional que está en curso hará que las instituciones rígidas de nuestro orden social cambien y, a veces, se desmoronen. Esto significa que los que buscan y micro-manejan sus vidas encontrarán más difícil mantener su equilibrio emocional. Cuando su equilibrio emocional cambie hacia y desde el desorden, sentirán el pulso del mundo acelerarse y la tensión se verterá sobre ellos, como si estuvieran directamente debajo de su cascada.

El antídoto al control deliberado es demostrarte a ti mismo que sabes cómo cambiar a la auto-seguridad cuando te sientes inseguro, que sabes cómo cambiar a la expresión de las virtudes del corazón cuando te topas contra un desafío de la vida y que sabes cómo moverte hacia la rendición ante tu ser superior cuando sientes que tu ego aparece en grande.

Es más fácil decir que hacer —es cierto, pero por otro lado la auto-maestría emocional es una meta, no un destino. Recuerda esto. Nadie está menospreciándote desde una cierta impenetrable altura y está juzgando tu expresión imperfecta de las seis virtudes del corazón. Cuando te auto-juzgas, existe con frecuencia una sensación de que el juicio es apropiado. Éste es de hecho una respuesta del control. "Si sólo pudieras controlar mejor tus emociones. Si sólo pudieras cambiar más rápido a las seis virtudes del corazón. Si sólo pudieras perdonar más fácilmente y no tuvieras un resentimiento contra un amigo o miembro de la familia..."

Puedes permanecer firmemente en la idea de que cuando emprendas este viaje habrá ocasiones en las que darás traspiés, te quedarás corto y cometerás “errores”. Incluso puede haber ocasiones que sentirás que la alfombra ha sido arrancada bajo tus pies y que estás desamparado, sin soluciones y envuelto en el auto-aborrecimiento. En esas ocasiones es cuando necesitarás aplicar la sabiduría de tu viaje dentro de la auto-maestría emocional y, aunque puede ser imperfecta o sin comprobar, te servirá  mejor que cualquier otro consejo alternativo porque, justo como los antiguos observaron –el corazón es el asiento del alma.

Invoca a esta sabiduría, no a la abstracción de Dios ni a los “poderes superiores”. Invoca tu propia sabiduría de las seis virtudes del corazón y aprende a adentrarte en su expresión cuando los desafíos de la vida toquen a tu puerta. Al hacer esto, tú enseñarás a otros que te rodean mediante esta expresión e intención. Al hacer esto, tú cambiarás el campo electromagnético que te rodea, y el índice de luz de tu campo energético. Además, atraerá condiciones similares, así como te proveerá de salud emocional, y de claridad mental y bienestar físico mejorados.